Velo óptico

flare

 

Además de las aberraciones, las lentes sufren a veces de velo óptico, producido por los múltiples reflejos de luz en las superficies de los elementos ópticos que componen un objetivo.

 

En cada superficie cristal-aire se refleja aproximadamente el 5 por ciento de la luz, y se transmite el 95 por ciento restante. La luz reflejada tendrá a su vez un 5 por ciento de reflejos en cada superficie cristal-aire.

 

Velo óptico. Parte de la luz que llega a cualquier superficie cristal-aire de un objetivo se refleja retrocediendo sobre su misma trayectoria. Los reflejos sucesivos pueden dirigir algo de luz dispersa a la película, en puntos a donde no debe ir, e incluso puede llegar a formar imágenes. Esto es el velo óptico. A, haz de luz incidente, que produce la imagen principal; B, rayo de luz tras un reflejo parcial; C, rayo de luz tras dos reflejos parciales, formando velo óptico.

 

Cualquier luz con dos reflejos puede llegar al área de la imagen y reducir el contraste de la imagen original. A veces, una luz intensa (o el sol) llega a provocar una mancha luminosa en la imagen, aun cuando se halle fuera del campo visual de la cámara. Esta forma de velo óptico es detestable. De todos modos, como el revestimiento que lleva el objetivo reduce los reflejos superficiales del 5 al 1 por ciento, no es frecuente que se produzca esta clase de velo cuando se trabaja con objetivos revestidos.

Otro origen de este velo son los reflejos dispersos procedentes de las monturas metálicas de los objetivos. Tales reflejos se reducen al mínimo ennegreciendo el interior de las monturas.

Bibliografía: EFF.

 

Fulgor o mancha clara, algunas veces en anillo u otra forma irregular, sobre la copia, formada por las reflexiones de luz intensas en el interior del objetivo.

 

La luz puede producirse por cualquier reflejo en el interior del área de la copia o en los bordes de la misma o incluso puede originarla un reborde brillante sobre el borde de la montura del objetivo o del parasol.

 

Todos los objetivos tienden a formar puntos de luz parásita, aunque en los bien diseñados se puede hacer que los peores caigan fuera de los límites del negativo que normalmente cubre el objetivo.

 

En casi todo el objetivo de cámara se forman uno o más puntos de luz parásita si se le dirige hacia un foco luminoso. Estos puntos aparecen en la pantalla de enfoque y se debe estudiar el rendimiento de un objetivo en este sentido, cuando en la zona de la fotografía aparece un foco de luz.

 

Forma de detectarlo.

El camino más rápido de comprobarlo consiste en colocar la cámara en el cuarto oscuro enfrente de una vela encendida; la posición de la luz parásita se percibe cuando el objetivo se apunta directamente a la llama y también a cada lado de ella. Frecuentemente se puede disponer la fotografía de tal modo que la luz parásita caiga en una porción clara del sujeto.

La posición de la luz parásita, sobre la pantalla del visor de una cámara réflex de dos objetivos no indica la posición de la luz parásita para el objetivo de toma. Con estas cámaras y todas las que no poseen pantalla de enfoque es necesario abrirla por la parte posterior y examinar la imagen real formada por el objetivo de toma sobre una pantalla improvisada.

 

Los objetivos tratados reducen enormemente la tendencia a la formación de estos fulgores.

Véase: Imagen parásita, Halo, Irradiación.

Bibliografía: EFF.

 

En un sistema óptico el velo óptico por luz parásita puede provenir de una iluminación general o enfocada en uno o más puntos de la imagen.

El velo óptico general es causado generalmente por la reflexión o la dispersión de la luz por varios elementos del sistema óptico, incluyendo las superficies de las lentes, el interior del tubo del objetivo, las hojas del diafragma y el interior de la cámara. Incluso una pequeña cantidad de velo óptico, uniformemente dispersa por toda la imagen, puede tener un efecto muy destructivo sobre el contraste resultante.

La luz reflejada por las superficies interiores del objetivo produce velo óptico o flare.

Ejemplo.

Si con un sujeto con una escala de luminosidad de 1:50 no existiese velo óptico en el sistema, las luminosidades de las diversas partes de la imagen, vista en el plano de la imagen de la cámara, serían las mismas; es decir, una unidad de luz en la parte más oscura y 50 unidades en la parte más luminosa. Si se introduce una unidad de luz dispersa, distribuida uniformemente en el plano de la imagen, habrá 1 + 1 = 2 unidades de luz en las sombras y 50 + 1 = 51 unidades en las altas luces. Por tanto, el contraste de la imagen será reducido de 50:1 a 51:2. La adición de una sola unidad de velo óptico ha reducido el contraste de la imagen a aproximadamente la mitad del que debiera ser.

 

Origen en objetivos.

En general, las superficies limpias de objetivos pueden descartarse como fuente de velo óptico. Los objetivos modernos están revestidos con un material antirreflectante que elimina en gran medida esa fuente de luz dispersa. Pero esto presupone que el objetivo está perfectamente limpio; una huella dactilar, una mancha grasienta o algo de polvo pueden aumentar de modo notable el nivel del velo óptico del objetivo.

Normalmente, el interior del tubo del objetivo es negro y está provisto de elementos «de filo de cuchilla”, que impiden la presencia de luz dispersa. Sin embargo, si la pintura negra se desprende y entonces se expone el metal brillante, se reflejará una cantidad considerable de luz.

Incluso los bordes de los elementos del objetivo pueden reflejar luz hacia la imagen. Si alguna parte del borde del objetivo puede percibirse desde el plano de la película, debe ennegrecerse cuidadosamente. Esta operación la realiza normalmente el fabricante del objetivo, pero la pintura negra puede desprenderse y requerir retoque.

 

En cámaras.

En una cámara, un posible origen de velo óptico que puede pasar inadvertido lo constituye la película misma. La emulsión es de color claro y más o menos brillante. Puede reflejar una cantidad de luz considerable hacia el objetivo, y parte de ésta se refleja hacia la película. Se requiere un buen revestimiento del interior de la cámara para minimizar esta fuente de luz parásita.

Las cámaras de fuelle a veces presentan mucho velo óptico, especialmente con los gran angulares, que cubren una área mucho más grande que la de la película. En tal caso, el área de cobertura suplementaria ilumina el interior del fuelle, y sobre él se refleja la luz que afecta la película. Para evitar este problema debe utilizarse un parasol que pueda ajustarse hasta que abarque justamente el campo de visión del objetivo. De esta forma toda la luz existente fuera del campo es apartada antes de que entre en el objetivo, sin que pueda reflejarse sobre el fuelle en el interior de la cámara.

Las cámaras baratas, de plástico, aunque sean de color negro, pueden poseer un interior bastante brillante y producir mucho velo óptico. Cuando adquiera este tipo de cámara, inspeccione el interior para comprobar si ha sido pulverizado con una pintura negra mate. Los resultados obtenidos con tales cámaras pueden mejorarse utilizando un parasol.

Será una ayuda para el fotógrafo el conocimiento del nivel de velo de sus objetivos. Para obtener una reproducción fotográfica de gran calidad en blanco y negro se deben mantener las escalas de densidad del negativo. El nivel de velo óptico de la cámara es uno de los factores de control de la escala de densidades del negativo. (Véase: Contraste.)

 

Películas color.

Las películas en color se fabrican y sus procesos se controlan para que produzcan un grado de contraste adecuado para sujetos de escala de luminosidad normal reproducidos con objetivos de niveles de velo óptico bajos o moderados. Debido a que el contraste de las películas en color no puede controlarse fácilmente modificando los tiempos de revelado, es muy útil que el fotógrafo conozca los niveles de velo de los objetivos y la forma en que afectan el contraste de las fotografías.

 

Velo óptico enfocado.

Algunas veces se produce un reflejo en el sistema óptico en un punto tal que el objetivo lo capta en el plano de la película o cerca de él. Como muestra la ilustración adjunta, todo haz de luz doblemente reflejado por un objetivo atravesará el eje en algún lugar, donde formará una imagen bien definida del diafragma de iris. Si esto ocurre cerca del plano de la película, producirá una imagen más o menos nítida del iris, que se encontrará superpuesta en el centro de la fotografía.

Si varias de estas imágenes reflejadas múltiples del diafragma de iris se encuentran cerca de la película, pero no quedan enfocadas sobre ella, sus intensidades añadirán una cantidad considerable de luz, causando un «punto de velo» en el centro de la imagen. Un punto de velo o imagen del diafragma de iris enfocada sólo resulta visible a las aberturas más pequeñas, ya que generalmente aparece muy aumentada; a las aberturas más grandes la imagen queda completamente fuera de la fotografía. Además, la luminosidad de la imagen del diafragma es independiente del tamaño del iris, mientras que la luminosidad del fondo aumenta según el cuadrado de la abertura del iris. Por lo tanto, a medida que se abre el diafragma, la luminosidad del fondo aumenta rápidamente y llena muy pronto la tenue imagen del iris. Naturalmente, el color de un punto de velo es el promedio de toda la escena.

El punto de velo resulta particularmente molesto cuando se añade a él la luz dispersa reflejada por las partes brillantes de la montura del objetivo. El ennegrecimiento adecuado del interior del tubo del objetivo ha resuelto por completo los problemas de punto de velo de muchas cámaras.

Véase: Contraste.

Bibliografía: EPF.

 

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