adhesive
Un adhesivo es un agente aglutinante para unir superficies de materias similares o distintas.
Los adhesivos pueden dividirse en:
- Tradicionales (en su mayor parte, colas animales o de pescado) que se pueden adquirir en las pequeñas cantidades que suele necesitar el fotógrafo para hacer reparaciones sueltas.
- Adhesivos a base de resinas sintéticas. Estas últimas pueden exigir equipo y procedimientos especiales. Se usan generalmente en la industria, pero no se suelen expender en pequeñas cantidades en una tienda.
Para reparaciones sencillas, resultan completamente satisfactorios los tipos de adhesivos tradicionales, especialmente la cola. La elección final depende de las materias que se hayan de pegar.
Madera.
Para fabricación o reparación de artículos de madera que no han de sufrir una mojadura constante no hay nada mejor que una cola líquida. Ambas mitades de la unión se recubren finamente con la cola, se unen y se prensan durante veinticuatro horas.
Si la pieza ha de estar continuamente mojada deben darse dos capas de barniz o pegarlas con una cola impermeable (véase más abajo).
Papel, cartón.
Para papel son satisfactorias cualesquiera de las marcas de adhesivos a base de goma, pasta o dextrina. Si las piezas a unir han de separarse más tarde, por ejemplo, copias montadas sobre un soporte temporal, lo mejor es emplear una solución de goma.
Para cartón, lo que mejor resultado da es una goma líquida o una goma impermeable.
Piel, tejidos.
Una cola líquida o goma soluble resultan satisfactorias.
Baquelita.
Con las colas o cementos que se encuentran normalmente en el comercio no es posible obtener buenas uniones de piezas de baquelita. Las piezas que parecen haberse pegado se mantienen juntas solo por la fina línea de cola que se ha secado sobre los bordes exteriores de la unión. Como la baquelita no es porosa, encierra el adhesivo entre las superficies de la unión tan efectivamente como el recipiente en el cual se conserva el pegamento normalmente. A menos que el material sea lo suficientemente poroso para permitir la evaporación del disolvente, el pegamento permanece liquido.
Vidrio, porcelana.
Para uso de aficionados no existen adhesivos satisfactorios para el vidrio o materiales similares con una estructura sin poros. Las superficies de vidrio rotas pueden fundirse juntas, pero el trabajo requiere habilidad especial y algún sistema de calentamiento. Hay, sin embargo, resinas sintéticas que pueden pegar superficies de vidrio.
Los componentes de objetivos y filtros de vidrio y gelatina se pegan juntamente con bálsamo del Canadá, pero deben dejarse en reposo durante semanas y meses para que se endurezca el pegamento.
Plásticos.
Los plásticos varían mucho en su composición. Algunas clases pueden unirse satisfactoriamente con un pegamento preparado con una cierta cantidad de plástico disuelto en un disolvente adecuado. El perspex puede pegarse con una solución del mismo material en cloroformo. Los vapores son peligrosos, por lo que el trabajo debe llevarse a cabo en lugar ventilado.
Superficies mojadas.
Las superficies que han de estar constantemente mojadas pueden pegarse con una goma impermeable consistente en celuloide o alguna sustancia similar disuelta en un líquido volátil. Las superficies a pegar deben ser suficientemente porosas para permitir que el disolvente se evapore.
Adhesivos por contacto.
Son conocidos también por el nombre de adhesivos por impacto. Son colas líquidas que se aplican a las dos superficies que hay que pegar, dejándolas después que sequen por completo
Si entonces se mantienen en contacto a presión, se adhieren fuertemente, formando una juntura permanente y casi siempre impermeable. Este tipo de adhesivo está indicado para materias no porosas, plásticos, metales y porcelana, así como para materias porosas y flexibles como cartón, cuero y tela, pero en estos casos la juntura no es más fuerte que el propio adhesivo. Para junturas realmente fuertes en plásticos y otras materias rígidas son preferibles las colas de resina sintéticas a base de dos soluciones, que se endurecen mucho más al fraguar.
Resinas sintéticas.
El desarrollo de estos adhesivos ha permitido la unión permanente de muchos materiales de empleo corriente, siendo las uniones obtenidas poco afectadas por el calor, humedad o ataques microbiológicos o químicos. A pesar de esto no hay ningún pegamento de uso general capaz de pegar fuertemente todos los tipos de material y la elección del adhesivo adecuado en cada caso depende de la naturaleza de los componentes que se han de pegar y las condiciones de empleo.
Los adhesivos de resinas sintéticas son virtualmente plásticos en estado líquido, si bien se suministran también en otras formas; por ejemplo, en polvo para prolongar su almacenamiento. Los tipos que se emplean con calor pueden llegar a hacerse sólidos e insolubles mediante la adición de un compuesto formador de ácidos conocido como endurecedor o acelerador. Éstos proporcionan una adhesión extraordinaria con muchos materiales y un grado de permanencia en condiciones muy adversas que no ha podido ser obtenido hasta años muy recientes.
Amianto.
Una resina de resorcinol-formal-dehído proporciona una fuerte unión entre piezas de este material o entre amianto y corcho, textiles, pieles, madera, goma o plástico laminado. El adhesivo se encuentra en el mercado en forma de un liquido rojizo que debe mezclarse con el polvo endurecedor antes de su empleo. No es necesario calentarlo y la mezcla resultante resiste incluso al agua hirviendo.
Corcho.
Puede emplearse la misma resina citada anteriormente.
Vidrio.
Los adhesivos de resina epoxi dan una adhesión inigualable con vidrios y cerámica. Aunque hay tipos que en frío dan un resultado satisfactorio, se obtiene una mayor dureza y duración con las epoxi que se endurecen en un medio caliente. La fuerza de esta resina es tal, que en las pruebas el vidrio se parte antes de fallar el adhesivo.
Piel.
Puede utilizarse la misma resina que para el amianto.
Metales.
Pueden obtenerse uniones fuertes entre superficies metálicas o entre metales y otros materiales, tal como cerámica, utilizando adhesivos de resinas epoxi. Al pegar metales es particularmente importante limpiar las superficies de los mismos, evitando incluso el contacto con las manos.
Plásticos.
Los plásticos laminados (por ejemplo, los empleados para los tableros de los muebles de cocina) pueden pegarse perfectamente entre si o sobre goma, madera y otros materiales no porosos con adhesivos de resorcinol-formaldehído, así como el amianto. Los plásticos termoplásticos tales como el perspex, P.V.C. y el Polietileno, en general se pegan mejor utilizando un disolvente de los mismos.
Porcelana.
Tanto el resinol-formaldehído como las resinas epoxi se adhieren fuertemente a este material, pero para las superficies de porcelana esmaltada debe usarse solamente las epoxi.
Goma.
Se obtiene una gran duración con las resinas de resorcinol-formaldehído si puede tratarse previamente la goma con ácido o agua de cloro siguiendo instrucciones de los fabricantes.
Madera.
Las resinas de urea-formaldehído y resorcinol-formaldehído ofrecen gran duración. Las colas animales, vegetales y de pescado son baratas ? sencillas de usar pero ofrecen poca resistencia al agua y en cuanto a la caseína, que resiste mejor el agua, es muy susceptible al ataque de hongos y microbacterias.
Pegamentos ópticos.
Los cementos ópticos suelen clasificarse en: materias termofraguables y materias termoplásticas.
El bálsamo del Canadá, que ha venido empleándose durante dos siglos o más, sigue siendo muy utilizado. Es representativo del grupo termoplástico.
Sin embargo, para muchas necesidades ópticas, deben reemplazarlo otras sustancias. Tal ocurre especialmente cuando tienen gran importancia las consideraciones de resistencia a las altas y bajas temperaturas, las cualidades de resistencia a la humedad y una excelente adhesión.
Los pegamentos más modernos que presentan estas importantes propiedades son, entre otros: caprato de celulosa, metacrilato n-butílico, resinas de poliéster, acetato de vinilo y ciertas fórmulas basadas en resinas epoxi.
En general, estos nuevos tipos son termofraguables, ya que adquieren rigidez con el calor; el proceso químico que interviene en ello se denomina polimerización. El caprato de celulosa es una notable excepción porque es un sólido que se ablanda en la región de los 95-100 °C.
Si el pegamento final resulta demasiado quebradizo, se puede mejorar mediante la adición de un plastificante que sea un líquido de alto punto de ebullición, o un sólido de bajo punto de fusión.
Cuando se empleen pegamentos ópticos es importante proceder con el mayor cuidado a fin de que el cristal no se enturbie, especialmente si la capa de cementación aparece en el plano focal del instrumento, como es el caso de los retículos y las lentes de campo de los binóculos.
Que la transmisión de la luz sea de primer orden, y la presencia de un indice de refracción apropiado, son otras características valiosas de un cemento óptico satisfactorio.
Al cementar objetivos, se suele aplicar primeramente el pegamento a las superficies del cristal en forma de líquido viscoso, poniendo cuidado en evitar que se introduzcan burbujas de aire.
El tratamiento ulterior varía según el tipo del pegamento. Para una formulación de fraguado en frío, por ejemplo de una resina de poliéster, se deja que las unidades cementadas permanezcan bien apretadas hasta completarse el proceso de polimerización.
Algunos pegamentos exigen un tratamiento al calor, ya para eliminar un disolvente (como en el caso del bálsamo del Canadá) ya para completar el proceso de polimerización (como en el metacrilato n-butílico). La temperatura necesaria puede ser del orden de 40 a 100°C, y el tiempo de duración entre unas horas y varios días: estas circunstancias vienen determinadas por cierto número de factores, entre ellos: naturaleza del pegamento, grado de tensión permisible en la juntura y probable exposición subsiguiente al choque térmico o mecánico.
Véase también: Cinta adhesiva.
Biografía: EFF.
¿Quieres apoyar este proyecto?
Fotoconmac, Foto con Mac, Instagram, Facebook, Twitter, Esteban Mac Allister.