albumen
La albúmina es un compuesto orgánico complejo empleado antiguamente en gran escala en la fotografía, para preparar papel albuminizado, un tipo antiguo de papel de copia de luz de día. Para este fin se obtenía de la clara de huevo, que es en su mayor parte albúmina pura.
NdelE: Para realizar una copia en papel a la albúmina, primero se debe proceder a albuminizar una hoja de papel de buena calidad y luego debe ser tratada con un sensibilizador de albúmina. Estos sensibilizados habitualmente solo son sensibles a la luz ultravioleta.
Bibliografía: EFF.
La albúmina es un compuesto complejo de proteínas, principal constituyente de la clara de huevo. En forma purificada, se seca produciendo una película incolora y transparente que actúa como adhesivo fuerte.
Esta propiedad permitió que en el siglo pasado se utilizara como base o soporte para recubrir con sales fotosensibles los cristales, en la fabricación de negativos fotográficos, así como para dar brillo a la superficie del papel para copias.
Los negativos de albúmina sobre vidrio fueron introducidos por Abel Niepce de Saint-Victor en 1848, pero muy pronto fueron reemplazados por el más versátil, menos frágil y más rápido método del colodión húmedo o placa húmeda.
De todas maneras, el papel a la albúmina fue muy usado desde 1850, año de su invención por Louis Desiré Blanquart-Evrart, hasta 1890.
Si bien los modernos papeles de gelatina son notablemente mejores para las necesidades de la fotografía actual, el papel a la albúmina puede ser preparado, a efectos de experimentación, en la forma siguiente:
Preparación del papel a la albúmina.
Se separan las claras de unos cuantos huevos y se mide la cantidad obtenida. Por cada 30 ml de esta albúmina se disuelven 0,7 g de cloruro amónico en agua destilada. Conviene usar sólo la cantidad justa de agua para disolver el cloruro amónico.
Se añaden las claras de huevo y se agita enérgicamente, batiendo luego para obtener una masa de espuma. Déjese reposar en un lugar limpio y al abrigo del polvo hasta que se licúe. Efectúese otro batido hasta obtener la masa de espuma, y vuélvase a dejar en reposo hasta su nueva licuación.
Viértase la albúmina así conseguida en una cubeta poco profunda, y elimínense cuidadosamente las burbujas que se hayan formado en la superficie. Para ello puede limpiarse la superficie de la albúmina con el borde de un papel fuerte o de una cartulina.
Tómese después una hoja de papel de la mejor calidad y, sujetándola por los extremos, de forma que el centro cuelgue formando una figura semejante a una U, bájese lentamente sobre la albúmina. Déjese caer con cuidado hasta que toda la hoja repose sobre la albúmina, cuidando sobre todo de que no quede aire entre la solución y el papel.
Déjese el papel flotando sobre la albúmina durante 3 min. Después se levanta éste, escurriendo el sobrante, y se pone a secar sobre una superficie plana. La parte mojada se pone arriba protegida del polvo.
Cuando el papel esté completamente seco, colóquese con su parte albuminosa hacia abajo, en contacto con una placa de metal perfectamente plano (por ejemplo, una plancha de ferrotipo) o sobre un cristal; protéjase el dorso con otra hoja de papel y caliéntese todo ello con una plancha, o temperatura de 50 ó 60 °C. Esto proporcionará un brillo notable al papel y estabilizará la albúmina para que no sea disuelta o afectada por las soluciones a cuya acción será sometida posteriormente. La plancha debe moverse constantemente, para evitar que se chamusque el papel o se decolore la albúmina.
El papel preparado de esta forma puede conservarse indefinidamente. Pero para su utilización debe ser sensibilizado previamente.
Bibliografía: EPF.
Recetas clásicas del siglo XIX para el baño de albúmina.
Versión completa y precisa basada en fuentes históricas, como las fórmulas de Blanquart-Evrard, Le Gray y otros manuales de la época.
Separación y medición de albúmina:
- Se separan las claras de huevos frescos y se eliminan completamente las yemas y restos de membranas.
- Se mide el volumen total de claras obtenidas.
Disolución del cloruro amónico:
- Por cada 30 ml de albúmina, disolver 0,7 g de cloruro amónico (NH₄Cl) en la menor cantidad posible de agua destilada (unos 5 ml suelen ser suficientes).
- Una vez disuelto completamente, se añade esta solución a la albúmina y se mezcla con cuidado, evitando batir en exceso (para no incorporar burbujas de aire).
Opcional – Añadir conservante:
- Para evitar la descomposición de la albúmina, se puede añadir unas gotas (1-2 por 100 ml de mezcla final) de una solución al 1% de ácido acético glacial o unas gotas de una solución de timol o fenol como agente antifúngico.
Filtrado:
- Se deja reposar la mezcla durante varias horas (preferentemente 24) en frío.
- Luego se filtra cuidadosamente usando gasa, muselina o papel de filtro para eliminar impurezas y restos de fibrina.
Aplicación sobre el papel:
- Se vierte la albúmina sobre una bandeja y se flota el papel (normalmente papel de buena calidad de algodón, satinado) durante 2 a 3 minutos con el lado brillante hacia abajo.
- Luego se cuelga para secar, preferentemente en un espacio sin polvo.
Repetir si se desea más brillo:
- Para obtener un acabado más brillante, se puede repetir el baño una vez seco.
Curado:
- El papel albuminado se cura durante varios días (idealmente una semana) antes de sensibilizarlo con nitrato de plata.
Bibliografía: PPP.
Características visuales.
Las fotografías conseguidas con este tipo de copia originalmente tenían un aspecto satinado con tonos púrpuras, marrones o rojizos y presentaban un mayor contraste, detalle y densidad. Algunas imágenes eran especialmente brillantes, efecto que se conseguía con el encerado o barniz (barniz al colodión). No obstante con el paso del tiempo y debido a la reacción de oxidación las fotografías se deterioran y adquieren un tono amarillento. Además también tiene lugar un progresivo desvanecimiento de la imagen.
Aplicaciones.
Se empleó mucho para el tiraje de copias de vistas de ciudades, monumentos y obras de arte. Su aplicación fue muy frecuente también en la fotografía estereoscópica y en los retratos en tarjeta, o tarjetas de visita, un formato fotográfico usado en estudios de retrato, iniciado en 1854 por André-Adolphe Disderi (1819-1890).
Conservación.
Las copias a la albúmina correctamente procesadas y viradas al oro se han conservado en muy buen estado, presentando gran intensidad transcurridos más de 100 años. Sin embargo, muchas copias mal procesadas o almacenadas han sufrido una pérdida de resistencia y una reacción de oxidación que ocasiona el desvanecimiento de la imagen.
Las copias sueltas, sin montar, son muy finas y se arrugan y enrollan fácilmente debido a la contracción de la albúmina. Para evitar esto y asegurar así una mayor y mejor conservación de dichas fotografías, la mayoría de las copias a la albúmina eran pegadas o montadas sobre cartones. Es necesario transportarlas y exhibirlas enmarcadas en una orla o paspartú, también de cartón de pH neutro.
Para su conservación museística es conveniente archivar las copias a la albúmina envueltas en papel de pH neutro y no deben exhibirse de forma permanente, sino solamente en exposiciones temporales, pues la luz va ocasionando una progresiva pérdida de densidad de la imagen. Así pues, aparte de evitar su exposición a la luz es fundamental controlar el nivel y condiciones de humedad bajo las que se encuentran.
Muchos museos, bibliotecas, archivos y coleccionistas conservan centenares o miles de copias a la albúmina que datan del siglo XIX.
Fotógrafos que utilizaron papel de albúmina.
- Charles Clifford.
- André Adolphe Eugène Disdéri.
- Juan Laurent.
- Roger Fenton.
- Francis Frith.
- Emilio Beauchy.
- Carlos Relvas.
- Rafael Castro Ordóñez.
Bibliografía: PPP.
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